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 Como enseñamos a nuestros hijos a vivir la generosidad?

 

La generosidad es la virtud que nos conduce a dar y darnos a los demás de una manera habitual, firme y decidida, buscando su bien y poniendo a su servicio lo mejor de nosotros mismos, tanto bienes materiales como cualidades y talentos.

La generosidad es la disposición de hacer un bien a los demás en todo momento y situación, de manera desinteresada. Es también la hermosa costumbre de saber compartir lo que tenemos con naturalidad 

La generosidad se parece a un rayo de sol en un día frio, que se filtra entre las nubes para regalarnos su tibieza como una caricia

Porque compartir implica estar atento y saber reconocer la necesidad del otro, abriéndose a los demás y abriendo el propio interior al amor de los otros.

 

Que significa vivir la generosidad?

  • Dar con alegría. 

 

  • Compartir de buen modo. 

 

  • Dar algo que es valioso para mí. 

 

  • Guardar parte de mi dinero o de mis cosas para ayudar a quien lo necesite.

 

  • Compartir con una sonrisa aunque me sienta mal.

 

 

  • Compartir mi tiempo escuchando con atención lo que otros tengan que decirme, aunque yo tenga otras cosas que hacer o realmente no me interese mucho lo que dicen.

 

  • Estar siempre pendiente de las necesidades de los demás, más que de las mías. Estar siempre dispuesto a dar lo mejor de mí ante las necesidades de los demás.

 

  • Ayudar sin que nadie me lo pida.

  • Compartir mi tiempo ayudando aunque tenga que dejar de hacer otras cosas que me gustan.

 

  • Estar pendiente de las necesidades de los demás.

  • Hacer algo cada día por el bien de los demás, buscando la manera mejor y más eficaz de hacerlo, dando siempre lo mejor de mí.

 

Enseñanza de Jesus en la Generosidad:

Entonces el rey dirá a los de un lado: “Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme”. Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les responderá: “Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron”.» Mt 25, 34-40.

La fortaleza es una virtud necesaria para llevar a término la generosidad, propia de un alma noble por naturaleza. Quien es generoso siempre genera alegría.

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